Desde hace más de 5000 años, los chinos han utilizado el jade por lo que ellos llamaban sus “poderes mágicos” y, al observar sus efectos terapéuticos sobre los cálculos renales, lo denominaron la “piedra de los riñones”.
En el siglo XX, las mediciones científicas modernas confirmaron que el jade posee verdaderos poderes terapéuticos, ya que tiene una composición absolutamente especial: está formado por silicatos de minerales, entre los más conocidos se encuentran el calcio, magnesio, hierro, potasio, zinc, etc. Al entrar en contacto con el cuerpo humano, estos minerales del jade resuenan con los minerales presentes en nuestro cuerpo, resultando en una dinamización de los mismos.
A través de este efecto de resonancia, el jade tiene la capacidad de equilibrar los minerales en nuestro organismo, ayudando en su absorción cuando es necesario o, por el contrario, en su eliminación cuando están en exceso.
Beneficios para el cuerpo humano:
Dispositivos con piedras de jade: